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sábado, 22 de agosto de 2009

veinte


ayer fue la primera vez en mi vida que no he estado en casa para mi cumpleaños, y aunque en realidad fue muy extraño no poder celebrar nuestra 'semana de cumpleaños' con mi mamá, ayer fue un día casi perfecto. pasé la tarde caminando por santiago en la lluvia con analis. encontramos un café con cinco pisos que tiene mesas de madera hechas a mano y el chocolate caliente más rico que he encontrado. entonces caminamos en la dirección de bellas artes y descubrimos unos graffitis intersantes y varias tiendas únicas de diseñadores chilenos. después exploramos las salas del museo de arte contemporáneo de bellas artes. había una exposición de fotografía en una sala completamente oscura que fue muy impactante, una de diseños de textiles con colores y teturas vibrantes, y una de esculptura de metales óxidos. además el edificio mismo del museo es muy lindo, y la sala central está iluminada solamente por luz natural que entra por el techo de vidrio que extende sobre toda la sala. cuando habíamos visto suficiente arte por un día, cruzamos el río para comer sushi (o, como lo pronuncian los chilenos, "su-chi"). el su-chi chileno no se puede comparar con el sushi de seattle, pero es mucho más barato y de todos modos estábamos muy satisfechas por poder comer sushi de no-importa-que calidad. y de postre fue absolutamente visitar a eleonora, nuestra amiga del café 'la signoria' para una torta de chocolate y peras. después pasamos por el barrio patronato, un barrio llena de millones de tiendas de ropa barata, pero en realidad nos sentimos abrumadas por tantas tiendas, y subimos al metro para regresar a casa y una pequeña siesta antes de la fiesta de la noche. más tarde, llegaron como diez de mis amigos a cenar en mi casa. vivi y sergio cocinaron spaghetti bolognese para todos, y lo pasamos muy bien hablando, comiendo, y tomando vino chileno. después de la segunda pedazo de torta del día (una de chocolate y manjar- manjar=dulce de leche, muy muy rico), decidimos salir a un bar cerca de mi casa. a como las tres de la mañana caminamos al macdonalds para probar las empanadas. digamos que sí merecen su buena reputación, porque fueron riquísimas y exactamente lo que queríamos después de una noche larga. en total fue un día llena de buenos amigos y buenas memorías, y no podía haberlo pasado mejor.

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